viernes, 21 de abril de 2017

Ese patrón del Real Madrid

Hay dos modelos en cuanto manejo de personal. El “humanista” que da prelación al ambiente laboral, la estabilidad, la antiguedad, la comunión entre sus integrantes; y el modelo “pragmático” de competencias y logros que se renuevan en la prontitud posible por la urgencia de resultados. El primer modelo es para empresas de crecimiento estable, de logros lentos pero seguros que crean una atmósfera saludable en la que sus empleados pueden desarrollar todas sus destrezas por sentirse cómodos; el segundo es más vertiginoso, se alcanzan más resultados en menor tiempo y de mayor alcance, pero sobre esas empresas el rigor del fallo es más intenso si los frutos no son los esperados.

El Real Madrid ejecuta el segundo. Su facturación, que lo corona lejos como el equipo más popular del mundo, le permite vender merchandising donde quieran, contratar sin problemas a quien quieran y sin problemas también desechar a quien quieran. No importa que durante la gestión de su presidente Florentino Pérez el Barcelona haya ganado tres veces lo que ellos han ganado. El ranking de la UEFA los sitúa primeros y primeros son sus números extravagantes.

No importan tampoco los niveles individuales superlativos ni las goleadas con las que aplastan a los demás. Permanecer en el Real Madrid está más allá del rendimiento deportivo. Si no (la siguiente es una corta lista de jugadores que salieron en el cenit de su carrera) qué pasó con Ozil, Di maría, Kaká, Essien, Higuaín, Adebayor, Van der Vaart, Xabi Alonso, Casillas. Qué pasó con Mourinho, mejor entrenador porcentualmente hablando de la historia del club, o Ancelotti, ganador de la esquiva décima Champions, o hasta Rafa Benitez que a pesar del ridículo en la Copa del Rey por la alineación de un jugador inhabilitado, días antes de su destitución le había metido diez goles al Rayo Vallecano y contaba con todo el apoyo de la junta directiva.  ¿De qué forma se explica la contratación de “Chicharito” Hernández y su despedida un semestre después? La respuesta está en el número de camisetas vendidas en México y EEUU con un “Chicharito” en el espaldar.

Los hinchas y sobre todo la prensa madrilista se han apropiado del modelo corporativo y silban si el equipo no golea, si no juega bien, si no hay espectáculo, si no hay caras nuevas y si las caras nuevas no son las más mediáticas. De ahí que sea un equipo sin ídolos. Fácil llegan, fácil se van. ¿Qué se puede esperar si Cristiano Ronaldo ha salido chiflado del Bernabeu? Y no es el primero. La era de los galácticos, la de Zidane, Ronaldo, Figo, Beckham también tuvo tardes de insulto y silbatina. Diría que el último gran ídolo fue Raul y de eso hace diez años. Si no hubiese sido canterano también habría salido por la puerta de atrás.


Yo prefiero el fútbol amateur. El de grandes logros inesperados. El de los equipos con ídolos al estilo Gerard en Liverpool, Buffon en la Juve, Maldini en el Milan o Tévez en Boca. Me considero fanático del jugador que no se vende, el que se queda por simple sentido de pertenencia y al que la gloria le suena más que los millones. Hay más valor en ser campeón con el menos grande porque implica más superación. Tengo que nombrar al Leicester City, que después de haber luchado la permanencia en primera se convirtió campeón en la liga más competitiva del planeta. Eso es fútbol, eso es mérito y merecen todos los aplausos de quienes amamos este deporte. El Madrid puede hacer lo que quiera con su dinero, pero no puede comprar fútbol, solo desentendidos del deporte que adquieren una marca o hinchas que con seguridad abandonarán el barco si la situación un día se complica.

Naturalmente hace décadas que la dinámica del fútbol se supedita al dinero alrededor, es solo que el Real Madrid lleva ese patrón al extremo de convertir sus jugadores en cifras, de deshumanizar. Para los fanáticos del Real Madrid el fútbol debe consistir en mantenerse como celebridad mediática en detrimento del hecho de ser una institución deportiva. Eso no está mal de ningún modo, pero no estoy de acuerdo en rescindir contratos o en no renovarlos cuando algunos jugadores y cuerpos técnicos están en el pináculo de sus rendimientos deportivos. Que quede claro que el modelo “pragmático” de empresa no solo es importante, si no necesario. Lo que está mal es que las riendas un equipo se deban al marketing.

Seguramente su presidente debe estar muy preocupado con mi opinión. Ese presidente audaz que ha puesto su equipo en boca de la población mundial para bien o para mal, y que por eso se puede dar el lujo de contratar a quien quiera, por decir alguien, el goleador de la próxima Copa del Mundo (si no es Messi). Para Florentino, el Real Madrid es centro de un constate ataque por parte de la prensa mundial y está en lo cierto. Es imposible no incluirlo en cualquier conversación sobre fútbol, como yo, que con esta columna me adhiero al grupo de chupasangres que hacen eco del nombre del Club y su historia para llamar la atención -como hacen millones de periodistas y columnistas alrededor del globo-. Tiene razón Don Florentino Midas.

Mis reconocimientos a una corporación de números perfectos (deseo que así sea mi empresa) pero que cada vez está más lejos de su razón social y original. Tenía que destacar la calidad deportiva de algunos jugadores que en mi concepto merecieron una suerte diferente a su traslado furtivo después de haber sido estrellas rutilantes en la consecución de logros, y la de aquellos que pronto serán relegados cuando el Real haya sacado todo el jugo de su imagen, cuando haya vendido tantas camisetas como le es posible con un nombre particular en el espaldar. Esas son las órdenes de su patrón y así están bien.

lunes, 17 de abril de 2017

Complejo de Conmebol

Yo prefería la Libertadores a la Champions. Prefería el fútbol como se juega en Sudamérica a como se juega en Europa. El fútbol hecho de pasión y no de dinero. La Champions sería un torneo menor sin jugadores sudamericanos y en cambio, la Copa Libertadores es (era) un torneo de primer orden sin jugadores europeos.

Esta realidad es tácitamente aceptada por Europa que al contar con la chequera necesaria, se nutre de los mejores futbolistas del mundo, como se ha nutrido de nuestro continente desde 1492. No es necesario comparar el historial sudamericano con el historial europeo para afirmar que el mejor fútbol, el más vistoso y el más apasionante se juega en Sudamérica. Aún así el único lugar del mundo que desconoce esta realidad es Sudamérica empezando por las cabezas de su confederación.

Para ellos, tenemos que parecernos a Europa, tenemos que erradicar lo que haya de sudamericano en el fútbol y parecernos lo más posible al viejo continente. Ojo, no es un fenómeno exclusivo de la dirigencia. A lo largo de América Latina hay hinchas del Real Madrid, del Barca, del Bayer. ¿La razón? No damos crédito a que tenemos el mejor fútbol del mundo. No percibimos, en particular la Conmebol, que el Real y el Barca son en esencia equipos sudamericanos y que gran parte de lo bello que hay en el fútbol proviene de Sudamérica. Somos presa fácil del mercadeo y apoyamos equipos y sistemas de juego que no nos representan. 

Adoro ver hinchas furibundos de un equipo triste, quebrado, malo, en décima división, pero al fin y al cabo su equipo. El fútbol es una manifestación de arraigo hacia un lugar, hacia sus tradiciones y su gente. Dime de qué equipo eres y te diré quién eres. Si en China, o en EEUU, o en el Golfo Pérsico el Manchester Uniter vende camisetas como vender pan, se debe en gran medida a que la pasión por el fútbol en todos esos lugares no tiene un representante que los identifique como ciudadanos globales y que acapare las miradas del mundo. A esa situación responden haciendo gala de su capacidad adquisitiva. 

Pero el eje principal del fútbol mundial es Sudamérica. La Copa Libertadores era en mi concepto el mejor campeonato de clubes del mundo, el más emocionante, el más pasional, el que más expectativa generaba, el torneo que reunía más clubes grandes del mundo y por eso mismo el más impredecible. Era maravilloso terminar las noches entre semana con un partido de Libertadores o Sudamericana que era un espectáculo asegurado. El escándalo de corrupción que parece no terminar significó el ascenso de una nueva dirigencia marcada por la falta de carácter y el poco o nulo liderazgo que significa ser cabeza de la confederación más competitiva de la FIFA. Así se ha iniciado una era de progresiva y decadente imitación del fútbol europeo.

Si la Copa se juega en un semestre, la intensidad es mayor porque cada semana hay partido, hay más densidad de concentración, es más frenética, más emocionante, y lo mismo la Sudamericana. Jugar las dos copas durante todo el año es como jugar un mundial durante un semestre.

En Sudamérica el fútbol es natural, nace con las personas y se manifiesta en las calles, en las tiendas, en el fenómeno nacionalismo en cada uno de sus países. Ambos semestres eran palpitantes, cautivaban la atención de todo el continente y el mundo por la calidad de sus participantes y del fútbol que se desplegaba. 

Pero somos unos igualados. Lo que hacemos en Sudamérica no es lo suficientemente bueno y tenemos que copiarnos de un fútbol europeo que recalco, sin sudamericanos no sería lo mismo. Hoy la Copa (bodrio) Libertadores se juega en simultaneo con la Sudamericana como en Europa. ¿Alguien me puede nombrar cinco equipos que jueguen la Copa de Europa? ¿Alguien puede nombrar cinco equipos de la Sudamericana? Con este nuevo sistema, diariamente se juegan una cantidad enorme de partidos que no sé a qué copa pertenecen, con una cantidad de fases que no entiendo como operan y en dos torneos que van a tomar un año interminable. El fixture es un desorden. 

Al jugarse al mismo tiempo los dos torneos se restan importancia. La Copa Sudamericana es una especie de segunda división continental, un torneo que ni quita ni pone. Esta falta de amor hacia el fútbol sudamericano de los dirigentes del fútbol sudamericano fue identificada de inmediato por los clubes mexicanos que por supuesto se abstuvieron de semejante carnaval. Históricamente todos los clubes mexicanos habían sido competitivos en ambas copas e incluso Pachuca fue campeón sudamericano en 2006. Ellos han sido otros sacrificados de la limitadísima visión de los dirigentes sudamericanos serviles falderos de un fútbol al que le sobra dinero pero le falta corazón. 

¿Qué equipos juegan la Sudamericana? Ni idea. Un día canaleando vi que jugaban Patriotas de Tunja (Tunja queda en Colombia) contra Everton de Chile (no sé de qué parte de Chile sea), no sé si por Libertadores o por Sudamericana. No importa, ya no importa, es lo mismo. Solo los estadistas de la confederación y los económicamente beneficiados de que ambas copas se extiendan un año (la Conmebol vende los derechos de transmisión de la Copa) pueden estar al tanto de todo ese fútbol, que está lejos de ser lo que fue hasta el 2016. 

No me extrañaría que la Conmebol, ente que vilipendia como ningún otro el fútbol sudamericano, preocupada al ver que no nos parecemos lo suficiente, empiece a incluir equipos europeos tratando de enriquecer nuestro fútbol tan aburrido. ¡¡¡Oh un momento!!! Creo que ya hay una propuesta para modificar la Copa América de tal modo que incluya Selecciones más competitivas que las aburridas Brasil, Argentina, Uruguay, Chile o Colombia, por no nombrar las demás que hacen de las eliminatorias de Conmebol las mejores del  planeta.

Gracias Conmebol por sacarnos de ese primitivismo futbolístico en el que hemos vivido y por acercarnos al buen y único fútbol europeo. Podrían por qué no, jugar los partidos de Champions en Sudamérica y reemplazar esas anticuadas y aburridas Copas Libertadores y Sudamericana. Que por favor Europa nos enseñe a jugar fútbol. Que todas las escuelas de Sudamérica sigan el consejo tácito de la Conmebol y empiecen a jugar como un ajedrez. Gracias Alejandro Domínguez y Ramón Jesurún por menospreciar ese fastidioso fútbol sudamericano y hacer todo lo posible por eliminar las diferencias que hacían de las dos confederaciones un fenómeno único. Es más, que ni se juegue Libertadores ni Sudamericana, para la Conmebol con la Champions es suficiente.