viernes, 7 de noviembre de 2014

A Sao Paulo con Fútbol le alcanza


Vi el partido entre Emelec y Sao Paulo. Además de ser hasta el momento el mejor partido de la Copa, muchos detalles que llamaré provisionalmente "extrafutbolísticos" llamaron mi atención. Y les asigno este adjetivo porque si bien deberían ser inherentes al fútbol, hace mucho y en especial de esta parte del hemisferio que nos hemos acostumbrado a obviarlos, a excluirlos de la práctica habitual del deporte e incluso para algunos (la inmensa mayoría) pasan por recomendables.


Antes de detallarlos, vale la pena resaltar la calidad de los equipos que a su vez se reflejó en la calidad del partido, que por cierto tuvo de todo. Gol al primer minuto, Hack trick, dos penales, cinco goles, la incertidumbre de saber quién avanzaba a siguiente ronda hasta el final del partido, figuras de primer orden mundial (del lado de Sao Paulo) y una actitud de ir al  frente todo el partido tanto en Emelec como en Sao Paulo.

Pero eso todavía se encuentra. Todavía el Fútbol es tan benévolo como para regalar espectáculo incluso con los jugadores más inesperados. La actitud de los jugadores de Sao Paulo fue la inusual, la que me sorprendió. Empezando por cómo todos sus integrantes se ofrecieron antes del partido para remover de la cancha las cintas de papel lanzadas por los hinchas de Emelec. Todos los jugadores se pusieron en la tarea de extraer papeles como si fuera uno de los objetivos por los que trabajan durante la semana. Pero eso no fue todo.

Les pitaron dos penales. Está bien que los dos fueron inobjetables. Pero en oposición a como nos hemos acostumbrado con cualquier decisión tomada por el árbitro, ninguno reclamó, ninguno llegó vociferante a reprochar las órdenes del juez. Su cabeza estaba en el partido y no había tiempo para eso. 

Como tampoco lo había para ganar minutos ante cada falta o incluso para simularlas. Cada vez que un jugador de Sao Paulo fue al piso, obedeció a la fuerza de la falta, al rigor del partido. No se dejaban caer ante cualquier contacto. El espectáculo así lo ameritaba. Desde Rogerio Zeni hasta los delanteros, dan la impresión de ser un equipo noble, de pundonor, de que trabajan con miras a ganar en franca lid lo que ambicionan. 

Cada cambio de jugador para Sao Paulo es eso, un cambio. No una estrategia para ganar minutos, no la justificación para tirarse al piso y fingir dolores. Todos los jugadores que vieron su número en el cartel hicieron uso de sus arrestos y salieron del campo trotando, sin interrumpir el ritmo del partido aunque ello pudiera beneficiar a Emelec. A eso le llamo "gallardía".

Al final dignísimo ganador. Un equipo de deportistas que reivindican el espíritu del deporte y al hacerlo dejan sobre la mesa una reflexión para todos los cuerpos técnicos del continente. No exagero cuando digo que no recuerdo la última vez que un equipo de América prescindía de ese tipo de estratagemas para afrontar un partido. Es la oportunidad para despertar a la naturalidad con que se finge, con que se inventa, con que se falsea la esencia del deporte que tanto quiero. Hablo de cuerpos técnicos, porque hace parte de la formación del jugador evitar ese tipo estrategias. Si recurren a ellas es porque hasta ahora ningún formador les ha hecho indicaciones al respecto.

Si Sao Paulo juega a eso, a aprovechar cada instante del partido, lo hace desde la certidumbre de ser grandes, de saberse un equipo que confía en la honestidad de su trabajo. Me queda la impresión de que a Sao Paulo le alcanza con eso, no necesitan más.